Oraciones de San Peregrino Laziozi

Alrededor de 1325, a la edad de 60 años, debido a su vida dura e inquieta, fue golpeado por un tumor canceroso en su pierna que rápidamente degeneró en gangrena. El doctor no vio otra solución que la amputación para evitar la muerte. Los hermanos están de acuerdo. El propio peregrino acepta lo inevitable y se confía a Cristo, su Salvador. La noche antes de la operación, se arrastra, lo mejor que puede, delante de un cuadro de Cristo en la cruz, con María y Juan (un fresco que todavía se puede ver en el convento de los Servitas de Forli). Allí reza fervientemente por la curación hasta el momento en que el mal se vuelve de repente intolerable. Luego se hunde en el sueño. En un sueño ve a Jesús, que puede salvar y curar corazones y cuerpos, bajar de la Cruz y curar su pierna. Una vez despierto, Peregrino se da cuenta de que está completamente curado. Dando gracias a Dios, vuelve a su celda. Por la mañana, el médico no encuentra ningún signo de un tumor. Sólo queda una ligera cicatriz. Es el Santo invocado por los pacientes de cáncer.